Historia y presente de la recuperación de materiales de derribo                                           

 

 

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Aún quedan en algunos edificios españoles ejemplos sorprendentes de cómo la reutilización de materiales de derribo era práctica habitual en tiempos antiguos. En la imagen puede observarse la utilización de una estela funeraria de origen romano en la fachada del Palacio Episcopal de Albarracín, Teruel (España)

 

 

 

 

 

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Despiece de arco de piedra numerado para su posterior recuperación durante el derribo de casa de labranza en España

 

 

 

 

 

 

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Reutilización y reinterpretación de un viejo portón de acceso a casa de labranza y reinterpretación como elemento de acceso y cierre a tienda de moda en Sitches, (Barcelona)

 

 

 

 

 

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Recuperación y exhibición de un simple escalón de acceso a una casa en el Holberg Hotel de Bergen (Noruega). “El Holberg hellen, el escalón de acceso a la casa de Ludvig Holberg (nacido el 3 de diciembre de 1684, es el último vestigio de la casa de su niñez.

 

 

 

 

 

 

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Viejas lajas de pizarra para cubrimiento de tejados recuperados en almacén de derribo en la isla de Sotra.

 

 

Más destruye el desconocimiento que el abandono.

 

La experiencia de reutilización de materiales de construcción procedentes de derribos de otras edificaciones es tan antiguo como la propia historia de la edificación. La razón primera para este tipo de actividades, sin duda, de carácter económico. Economía de tiempo y de esfuerzo. Razones que en sí mismas no dejan de ser ecológicas.

 

Con el paso del tiempo, sin duda, a las anteriores razones debieron de sumarse otras como el valor añadido de las piezas antiguas por su valor estético, artesano, cultural, sentimental e histórico.

 

El cambio de necesidades funcionales a satisfacer por las construcciones se ha basado, a lo largo de la historia fundamentalmente en los cambios de actitud hacia el medio, cambios culturales y cambios en la estructura económica de la sociedad. Tradicionalmente los anteriores cambios se venían sucediendo fundamentalmente con motivo de las invasiones bélicas. Posteriormente los motivos que tomaron peso solieron ser los económicos.

 

El crecimiento y evolución de núcleos poblacionales como pueblos y ciudades puede hacer pensar en estos como organismos vivos que se autoregeneran fundamentalmente con la adaptación o reutilización de su energía y materiales intrínsecos. Las mutaciones de las ciudades y de los propios edificios se vienen realizando sobre la base previa que ellos mismos constituyen.

 

Continuamente, los edificios, tanto públicos como privados son modificados, derribados y vueltos a reedificar. Así ha sido durante toda la historia de al humanidad y la costumbre de reaprovechar sus materiales, con sus altibajos propios de toda actividad humana, ha pervivido hasta la actualidad.

 

Los núcleos poblacionales y los mismos edificios abandonados han sido tradicionalmente cantera para las nuevas edificaciones y repoblaciones. Los edificios de más noble factura, de mayor atractivo y con ubicaciones privilegiadas han sido tradicionalmente los primeros en ser derribados para la reutilización de sus materiales y aprovechamiento ulterior de sus solares. Los materiales de derribo fueron tradicionalmente recomercializados conociéndose la actividad como “acarreo”.

 

A lo largo de la historia la fortuna bélica y económica se ha trasladado de un territorio a otro y de una etnia a otra. En épocas de conquista o de esplendor económico ha sido  notable el flujo de materiales desde las culturas vencidas a las vencedoras o de las empobrecidas a las enriquecidas, pero siempre bajo la premisa de que aquel a quien sonríe la Diosa Fortuna sea también agraciado por la sensibilidad y sabiduría.

 

Los romanos fueron verdaderos admiradores y aficionados a coleccionar vestigios y restos de las culturas helénicas y egipcias. Los árabes reutilizaron a su vez los restos de edificaciones romanas para la construcción de sus mezquitas y edificios civiles. Durante el renacimiento se volvieron a poner de moda las colecciones de materiales clásicos y muchos de ellos fueron reutilizados en la reconstrucción de los nuevos edificios.

 

La cultura hispánica y el concepto de reconquista imperante durante al expulsión de lo árabes de la Península Ibérica no fue precisamente un ejemplo de conservación de los restos arquitectónicos de valor de la cultura predecesora. La gran diferencia entre ambas culturas y las fuertes discrepancias estéticas entre el arte de inspiración musulmán y el cristiano no permitió la reutilización de elementos de los antiguos pobladores.

 

De todos es conocido el traslado que Napoleón llevó a cabo de materiales del antiguo Egipto hacia el continente europeo para ennoblecer plazas y espacios públicos y privados de relevancia.

 

En general se puede decir que la recuperación de los materiales nobles de los edificios de otras épocas y culturas para la reutilización en las nuevas construcciones ha sido una constante en la historia si bien reservada a ciertas élites sociales o, cuando menos, culturales. Hoy esta actividad se está extendiendo a la población civil con mayor acceso a fuentes de información y, en términos generales, mas culta y con un mayor poder económico.

 

Las sociedades actuales están encontrando en los materiales de derribo, no sólo una manera de economizar costes a la hora de construir, sino una cantera de materiales con calidades que serían impagables hoy día.

 

Los materiales no se recuperan hoy solamente por el hecho de ser antiguos, sino por el hecho asociado de que al pertenecer a una época en la que lo habitual era la elaboración artesana de estos materiales frente al tratamiento estandarizado y sometido a la disciplina de la contención de costes imperantes en la actualidad, su calidad y valor intrínseco es claramente superior a lo que el mercado puede ofrecer hoy día. Razones nada despreciables si son tenidas en consideración.

 

Los materiales mas susceptibles de ser recuperados para su reutilización son los pavimentos, tejas, tarimas, puertas y ventanas.

 

La globalización actual de los mercados, ha permitido  la comercialización de materiales de derribo a grandes distancias de su punto de origen. Así existen hoy maravillosas boutiques especializadas en este tipo de materiales en ciudades como Bruselas, Amsterdam, Berlín, París, Roma o Nueva York. Sus clientes suelen ser prestigiosos decoradores y arquitectos con importantes proyectos a nivel internacional.

 

En España, si bien aún con carácter incipiente, este tipo de actividad empieza a despegar complementando la oferta de almacenistas de materiales de derribo convencionales y ofrecen un servicio profesional a clientes exigentes. Incluso hay un fuerte incremento de la demanda de este tipo de materiales procedentes de países vecinos y asiáticos.

 

 

El mercado de materiales de derribo en España.

No vamos a descubrir aquí que España es un país antiguo con muchos años de historia, de hecho uno de los países con mayor patrimonio histórico del mundo y con mayor número de páginas gloriosas escritas en los libros de historia universal y por tanto con un gran patrimonio arquitectónico.

 

Los españoles, desgraciadamente, hemos presenciado el expolio de nuestro patrimonio arquitectónico a manos de comerciantes extranjeros con el beneplácito de nuestros gobernantes y de nosotros mismos. Incluso en los últimos 20 o 30 años, la presión urbanística desatada en nuestro país, ha hecho que se derriben viejos edificios civiles, de culto e industriales con evidente valor patrimonial y artístico para dejar espacio de solar para nuevas creaciones mas funcionales y especulables. Estas edificaciones, en todo caso, han sido derribadas con sus correspondientes licencias y proyectos de derribo.

 

Sólo en contadas ocasiones y más por iniciativas personales que institucionales o empresariales, los materiales nobles reutilizables de estas edificaciones han logrado salvarse yendo a parar a almacenes de materiales de derribo. El resto de los materiales han tenido como destino final el vertedero con su evidente impacto medioambiental. Algunos todavía duermen el sueño de los justos en bordas, pajares y cuadras, a la espera de que la varita mágica de los hados los despierte para formar parte de algún nuevo proyecto de arquitectura con encanto.

 

Hasta hace unas décadas los procesos de derribo se llevaban a cabo por pequeñas empresas, la mayor parte de las veces no especializadas en derribos sino más bien constructoras que contemplaban el derribo tan sólo como una etapa necesaria previa a la construcción. Llevaban a cabo el derribo en orden inverso al proceso constructivo, esto es, trabajaban de arriba hacia abajo, desmontando literalmente el edificio en piezas. Este procedimiento, claramente ineficiente a los ojos de los criterios funcionalistas imperantes permitía per se la recuperación o reutilización de materiales constructivos. La recuperación de estos materiales ha sido y sigue siendo en áreas rurales y tradicionales, la tónica general. El resultado estético ha sido evidente, la armonía de formas, colores, proporciones y tonalidades impera en aquellas poblaciones de larga historia dotándolas de un aire encantador, cada día mas infrecuente en su estado puro pero muy habitual en un estado perturbado, salpicado y “condecorado” por edificaciones fuera de contexto, megalómanas, funcionales, antiestéticas e insultantes a cualquier manual de buen gusto… que queremos pensar que no reflejan en absoluto la mentalidad y personalidad de sus moradores, diseñadores ni promotores.

 

Para hacer lo malo peor, en los últimos años, por razón de la estándarización de los procesos constructivos, los medios de distribución y transporte de materiales de construcción hasta la obra los procedimientos de recuperación de materiales fueron apartándose las prácticas habituales y muchos elementos como puertas, ventanas, baldosas, azulejos e incluso muebles sucumbieron a los desplomes de muros y forjados.

 

Hoy en día los derribos en España suelen realizarse por empresas especializadas, dotadas de maquinaria específica para las tareas de derribo con una eficiencia más que notable en términos económicos, si bien, el aumento de la consideración del valor patrimonial y cultural de los bienes ha permitido que la recuperación de elementos arquitectónicos tenga una nueva oportunidad en nuestra sociedad.

 

En España parece haber importantes comerciantes especializados en la exportación de este tipo de materiales.

 

El mercado de materiales de derribo fuera de España.

Como hemos adelantado, la comercialización de materiales de derribo goza de una mayor implantación en otros países. Baste decir que en algunas zonas de Francia, este tipo de almacenes se agrupa geográficamente en áreas en las que compiten hasta más de 40 establecimientos para atender la demanda de clientes internacionales, principalmente americanos, que en breve espacio de tiempo compran varios containers de materiales para exportarlos a sus paises de origen.

 

Este mercado se encuentra muy organizado y se editan guías y revistas periódicas en las que se anuncias las novedades de material puesto en el mercado.

 

Las razones actuales para la reutilización de materiales de derribo.

Hoy en día, en una sociedad rica, como la nuestra, las razones para la utilización de materiales de derribo cabe encuadrarlas más en el ámbito de las emociones, la cultura y el buen gusto, que de la economía pero sin olvidar nunca este aspecto que también se satisface con la utilización del materialdederribo.

 

 

 

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